Por qué no se deberían mantener orcas en cautividad

La primera exhibición de una orca en cautividad, tuvo lugar en el año 1964, así que hace casi 50 años que estos animales están siendo exhibidos para el entretenimiento humano. 130 de las 200 orcas que ha habido en cautividad desde entonces, fueron capturadas de su estado salvaje en Rusia, EEUU e Islandia. Sólo 13 de éstas sigue viva.
El Convenio Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas, CITES, lista a las orcas bajo la categoría de “especie en grave peligro de extinción” (Apéndice I). La importación/exportación de los ejemplares de estas especies, sólo podrá tener lugar para proyectos con finalidades científicas y nunca con fines comerciales. Sin embargo, absolutamente todas las orcas cautivas forman parte de espectáculos tipo-circenses al son de la música que el público paga para ver.
Las orcas son animales enérgicos y dinámicos. Dotados de una inteligencia altamente emocional, su vida se basa en relaciones sociales y familiares con los otros miembros de su manada. Incluso pueden desarrollar tradiciones culturales y dialectos propios de cada grupo.
La diversidad y complejidad de sus comportamientos, lingüística y ecología puede situar a estos animales justo después de las de la especie humana a estos niveles.
Las orcas son depredadores cooperantes, sus territorios alcanzan cientos si no miles de kilómetros cuadrados y pueden nadar hasta 200 kilómetros en un solo día y a velocidades de hasta 56 Km./hora.
Pero para la industria de la cautividad, una orca no es nada de esto sino una inversión de varios millones de dólares para alimentar su negocio.
En cautividad, estos animales son forzados a vivir en una instalación unas diez mil veces menor de lo que sería su hábitat natural y los estudios científicos -y la experiencia- demuestran que estos animales no se ajustan a las condiciones impuestas por el cautiverio.
Mortalidad
Los niveles de mortandad de estos animales en cautividad son 2,5 veces más altos que en la naturaleza. Y en el caso de las crías de 6 meses o menos, es de aproximadamente un 50%.
En su estado salvaje, las orcas macho viven un máximo estimado de 60-70 años, mientras que las hembras pueden vivir 80-90 años y (siendo la media de su expectativa de vida de aproximadamente 31 años en los machos y 46 en las hembras).
Aún así, de las 200 orcas que se han mantenido en cautividad desde el inicio de esta industria, 159 han muerto. La mayoría, de ambos sexos, a los veinte-y-pocos, y muchos ni han llegado a los 20. Sólo dos hembras han pasado los 40 años.
De las 130 orcas capturadas de su estado salvaje para su exhibición pública, sólo 13 siguen vivas en distintos centros del mundo. Las otras 29 actualmente exhibidas son nacidas en cautividad.
Salud
Las causas de muerte más comunes con la neumonía, la septicemia y otras infecciones aunque también pueden morir al dar a luz, de ataques de otras orcas o de torsiones intestinales, entre otros motivos.
Un factor que contribuye a la mortandad causada por infecciones es la inmunosupresión que sufren estos animales cautivos debido al estrés crónico, la depresión psicológica e incluso el aburrimiento.
La salud dental de las orcas en cautividad es especialmente mala debido a que suelen morder las paredes de cemento o los barrotes de su tanque -por aburrimiento o como muestras de agresividad hacia otras animales en cercados anexos. A través de los dientes rotos o desgastados, se crea una vía directa para que los gérmenes entren al sistema sanguíneo donde pueden llegar a los órganos y provocar numerosos problemas clínicos.
Aunque los parques acuáticos aleguen que es normal que se doblen las aletas dorsales de las orcas debido a la gravedad, esto raramente ocurre en la naturaleza. En su estado salvaje, sólo se observa este fenómeno en el 1-5% de los machos de algunas poblaciones (y en ninguno en otras). Sin embargo, todos los machos en cautividad muestran la aleta dorsal doblada.
La salud mental de estos animales también se ve gravemente afectada en estas condiciones, pudiendo llegar a un estado sicótico. Desde la agresividad hasta el flotar letárgicamente en sus piscinas, las muestras de fallos en garantizar su bienestar psicológico son muchas.
Algunos cetáceos en cautividad muestran comportamientos estereotipados, que son aquellos observados en los animales en cautividad y que se llevan a cabo de manera reiterada y sin finalidad aparente. En orcas, los más frecuentes son el nadar en círculos de manera repetitiva, o flotar en la superficie sin moverse y de manera letárgica durante largos periodos de tiempo. También, y sobretodo en grandes cetáceos como orcas u orcas negras, es común que muerdan los barrotes metálicos de sus tanques y las paredes o que froten sus barbillas en los muros de cemento, pudiendo romperse los dientes o provocarse graves heridas.
Ataques
Mientras que no existen informes fiables de ataques mortales y muy pocos de personas heridas por orcas salvajes, 4 personas han muerto a causa de ataques de orcas cautivas.
Al menos 24 orcas se han visto involucradas en docenas de incidentes que pusieron en riesgo la vida o la seguridad de las personas que interactúan con ellas (aunque es posible que esta cifra sea mayor dado que este tipo de incidentes no suelen publicitarse). Y a menudo delante de cientos de espectadores, la mayor parte niños.
En la naturaleza, raramente se observa agresividad entre las orcas, y en los casos observados, ninguno ha resultado en daños graves. En cambio, la agresividad entre orcas en cautividad es común, debido a la incompatibilidad entre ellas, el acoso de las más dominantes y la imposibilidad de escapar. Los grupos de orcas cautivas son totalmente artificiales, formados por animales que no necesariamente se llevan bien. Existe un caso de una orca matando a otra en cautividad y numerosos casos de cortes y graves heridas resultando de ataques entre sí.
Las señales de agresividad entre estos animales incluyen ataques a las zonas genitales, chasqueo de los dientes, persecuciones rápidas o movimientos violentos con la cabeza.
Las interacciones violentas observadas en orcas cautivas incluyen embestidas que pueden resultar en contusiones graves, hemorragias internas ruptura de costillas, pulmones o arterias e incluso dislocaciones de la espina dorsal, lesiones que pueden facilitar la invasión tóxica o incluso causar la muerte de los animales. Es frecuente observar en la piel de las orcas cautivas heridas causadas por los dientes de otros animales.
Los comportamiento aberrantes y la agresividad observados en las orcas en cautividad, sugieren un desarrollo social y psicológico y un estrés anormales en los animales criados o nacidos en grupos y entornos artificiales.
Cría en cautividad
Ambos sexos alcanzan la madurez sexual hacia los 14 años de edad. Las hembras dan a luz aproximadamente cada 5 años y llegan a la menopausia a los 40-45.
Los delfinarios tienden a hacer criar a sus hembras antes y más a menudo de lo que harían en la naturaleza y en ocasiones de manera endogámica. Como en otras especies de mamíferos, las hembras forzadas a criar en estas condiciones pueden tener problemas físicos que reducen su expectativa de vida. Esta práctica también pone en riesgo la supervivencia de las crías dado que las madres pueden no haber aprendido las habilidades maternales o no disponer de la madurez necesaria para criar a una cría con éxito.
Hay varios casos de orcas hembras que han reaccionado agresivamente hacia sus crías recién nacidas o que sencillamente no consiguen amamantarlos o cuidarlos debidamente. En un caso, la piscina de una orca era tan pequeña que no podía adoptar la postura adecuada para alimentar a su cría- que murió al poco tiempo de nacer.
Conclusión
La única conclusión lógica a que se puede llegar con esta información es que las orcas no pueden sobrellevar las condiciones sociales y físicas artificiales que les supone cautividad; no sobreviven, el cautiverio les provoca daños físicos y psicológicos y se atacan entre ellos y a las personas de una manera que no ocurre en la naturaleza.
La cautividad no sólo implica la muerte prematura para los animales sino que también pone en riesgo de daños graves o muerte a las personas.
Se debería poner fin a la cría en cautividad de esta especie y al comercio de ejemplares vivos ya que no cumplen con ninguna finalidad conservacionista. La población de orcas en cautividad debería eliminarse de manera paulatina y, cuando fuera posible, retirando a estos animales en cercados marinos o poniéndolos en libertad.
Depende del público, de los medios, de las administraciones y de la comunidad científica, el considerar y evaluar la evidencia y tomar una decisión.
Más info: Killer Controversy: Why Orcas should no longer be kept in captivity de la Dra. Naomi Rose para la Humane Society Internacional y The Humane Society of the United States, Septiembre 2011.
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