La explotación animal

Desde DANR!
No estamos a favor del bienestarismo ni del neo bienestarismo, ya que lo mejor es promover  aquellas formulas en las que no se trate a los animales como un bien de consumo, ni se les como así fomentar el vegetarianismo veganismo etc. Pero entendemos que crear una sociedad vegana es muy difícil y no se puede imponer la dictadura del veganismo a todo el mundo mas cuando hay gente que por enfermedades necesitan comer animales. Si vemos positivo todo aquello que ayude a mejorar el modo de vida de los animles no por ello se va ver bien las granjas por que el fin es el mismo. Pero asta que llegue ese momento en el que desaparezcan toda mejorar la vemos positiva. 
Es como no queremos si hablas de no querer cárceles algo difícil de conseguir no por que el recluso viva mejor se va ver bien las cárceles pero si sera una mejora para el. Lo absurdo es no promover mejorar y tender solo a la abolición porque hasta que llegue ese momento de la abolición pasara mucho tiempo y ese tiempo tambien cuenta y vivirán major.    

La explotación animal animalista

La industria de explotación animal está comprensiblemente preocupada por el auge de los movimientos animalistas y por el creciente número de personas que decide eliminar su consumo de productos de origen animal. Pero la industria sabe bien que la respuesta ante este fenómeno social consiste en fomentar el "bienestar animal" —con la inestimable ayuda y apoyo de los grupos animalistas bienestaristas— para así lograr que la gente no se cuestione la legitimidad moral del uso de animales.

En esa línea, la autodenominada "Asociación Nacional para la Defensa de los Animales" [ANDA] ha firmado recientemente un "acuerdo pionero para ayudar al consumidor a comprar los huevos con mayor bienestar animal" según informa el diario 20 minutos.  Algunos preveíamos que era sólo cuestión de tiempo que en España se siguieran los pasos de otros grupos animalistas en el ámbito anglosajón y se firmaran alianzas comerciales con la industria de explotación animal. Ahora, los españoles ya podrán consumir productos de origen animal con un sello de aprobación animalista que avala el "bienestar" de los animales explotados. Ya está aquí la explotación animal animalista.

En el cuerpo de esa misma noticia publicada por 20 minutos, la propia organización ANDA nos explica el motivo por el que han decido firmar este acuerdo, en palabras de su portavoz Alberto Díez:
«"Cada vez hay más personas que no se fían del sistema y dan el paso de no comer carne", explica Alberto Díez, "pero ese es el último paso, suele haber una evolución: te empiezas a preocupar, vas al supermercado, ves que no hay un etiquetado claro y pasas a no comer productos procedentes de animales.  Pero en parte el propio sistema es culpable de estas decisiones. Si tuviéramos lo mismo que en los huevos del 0, 1, 2 y 3 en el resto de productos, a lo mejor el resultado era diferente".»
Esto es, a Díez le preocupa que haya cada vez más gente que abandona el consumo de productos de origen animal y busca contrarrestar esta tendencia ayudando a que la explotación animal no sea rechazada por creer que es incompatible con el bienestar de los animales. Es significativo que Díez crea que si alguien deja de comer animales se deba necesariamente a que no encuentra un producto que satisfaga un determinado nivel de bienestar en la explotación de los animales. Al parecer, a Díez no se le ocurre otro motivo por el que alguien deje de participar en la explotación animal. O quizás, visto desde otro punto de vista, entiende que el único motivo que podría conducir a alguien a retomar su consumo de productos de origen animal es creer que lo único que importa respecto de nuestra relación con los animales es el bienestar. A esta forma de pensar es a lo que denominamos bienestarismo. 

El bienestarismo es la creencia de que la única cuestión moralmente relevante a la hora de relacionarnos con los otros animales es tener en cuenta el bienestar que ellos experimentan. Al bienestarismo no le importan conceptos morales tales como la libertad, la dignidad, la igualdad, los derechos, el valor inherente. Sólo le importa el bienestar, y todo lo demás es ignorado o supeditado a un determinado criterio de bienestar. Eso es en esencia, desde el punto de vista teórico, lo que denominamos bienestarismo ideológico o sencillamente bienestarismo.  Este pensamiento está inspirado directamente del trabajo de filósofo utilitarista Jeremy Bentham, continuado luego por Peter Singer. 

Algunos consideramos que el bienestarismo es incompatible con la consideración moral hacia los animales, porque la consideración moral no puede limitarse a la cuestión del bienestar —del sufrimiento y la felicidad— sino que debe considerar toda la personalidad de los individuos. Por esto, la perspectiva bienestarista sería errónea en tanto que se reduce sesgadamente a tener en cuenta el dolor y el placer y, de ese modo, ve a los animales no como personas sino como recipientes que albergan medidas de felicidad o sufrimiento. Por ello, el bienestarismo no respeta a los animales como sujetos que poseen derechos inalienables sino que los considera como meras unidades que sirven para aumentar la felicidad o reducir el sufrimiento en el mundo.

El bienestarismo apoya la reforma del "bienestar animal" sobre la explotación de los animales con la excusa de que esto supuestamente "reduce el sufrimiento" de los animales. Pero esa tesis carece de pruebas objetivas que demuestren que tienen un efecto significativo en favor de los intereses de los animales. En cambio, sí contamos con pruebas acerca de que estas reformas tranquilizan la conciencia de la gente y les inclina por continuar consumiendo productos de origen animal e incluso por retomar ese consumo aun despúes de haberlo abandonado.

La iniciativa de ANDA es relativamente novedosa al ser la primera vez en España —y en el mundo hispanohablante en general— que una asociación animalista imprime su sello oficial en un producto de la explotación animal, pero sólo es novedosa en ese aspecto, mientras que en todo lo demás es equivalente a las campañas promovidas por asociaciones como Igualdad Animal, PACMA, Anima Naturalis, Libera!, y otros grupos animalistas que se encuadran dentro de una tendencia conocida como neobienestarismo. Todos estos grupos promueven y apoyan reformas que benefician a la industria que explota a los animales. Por ejemplo, Igualdad Animal promueve iniciativas para mejorar la eficiencia en la producción industrial de huevos que ayudan a los explotadores a maximizar su beneficio. Entre otras diversas campañas en favor del "bienestar animal". Y no es la única propuesta sino que toda su labor se centra en ayudar a la industria de explotación animal a mejorar su imagen pública.

Cuando los bienestaristas, como es el caso concreto de ANDA, proclaman que van a "eliminar las jaulas" en la producción de huevos lo que quieren decir en realidad es que van a meter a los animales en otro tipo de jaula distinta, un poco más grande, hacinados en naves, y condenados a muerte cuando su dueño así lo decida.

Hablar de “huevos sin jaulas” es como hablar de “mataderos sin muertes”. Eso es una fantasía. Todos los animales sometidos a explotación estan enjaulados —todos ellos están cautivos y confinados en un espacio limitado y decidido por sus explotadores, durante el tiempo que les permiten vivir antes de matarlos. Que las jaulas sean de madera o de plástico en lugar de alambre no hace que dejen ser jaulas.

De este modo, los grupos bienestaristas fomentan la creencia que está bien explotar a los animales si lo hacemos “sin crueldad”. Pero que una acción supuestamente no fuera cruel no equivale necesariamente a que sea ética. La ética abarca más aparte del tema de la crueldad. Se podría asesinar sin causar dolor y esta acción no sería cruel con la víctima pero sería del todo inmoral. El problema es que pensamos que la ética con los animales se limita sólo a la cuestión de la crueldad. Así creemos que está bien actuar de ciertas maneras que consideraríamos inaceptables sobre nosotros mismos pero que nos parecen aceptables sobre otros animales sólo porque supuestamente no se trata de acciones "crueles". Bajo este paradigma se pueden ver numerosos ejemplos de grupos animalistas asesorando a los explotadores de animales sobre cómo entienden aquéllos que se debe realizar la matanza de animales "sin crueldad":
«Pero ¿y cómo se deben cocer las langostas y los cangrejos? Según la Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals, una organización sin ánimo de lucro que promueve el bienestar de los animales y que tiene sede en Reino Unido, la mejor opción es congelar poco a poco al animal para que quede en un estado adormecido hasta que quede inconscientes. En ese momento es cuando hay que cocerlo. Hay otro método, Crustastun, un aparato destinado a matar crustáceos sin sufrimiento. En su página web afirman que "quedan completamente aturdidos". Las langostas y los cangrejos mueren en menos de cinco segundos.»
Resulta muy revelador que determinada acción aplicada sobre seres humanos sea considerada criminal a la vez que esa misma acción al aplicarla sobre otros animales sea considerada como “humanitaria” o “compasiva”. Es revelador del prejuicio del especismo. Este es el otro prejuicio ideológico que, junto con el bienestarismo, rige nuestra visión de los animales. Por un lado, el especismo considera a los animales como "seres inferiores" que existen para estar a disposición de los seres humanos. Por otro lado, el bienestarismo ve a los animales como cosas que "sufren y disfrutan", como si fueran meros contenedores de dolor y placer, y no los reconoce como individuos que tienen una mente consciente con propósitos e intenciones y como sujetos que poseen un valor intrínseco que no debe ser sacrificado por motivos instrumentales.

Si los animales pueden sentir dolor es debido a que esta capacidad les permite evitar aquellas situaciones que perjudican su salud. La capacidad de sentir es una capacidad biológica surgida evolutivamente para favorecer la supervivencia de los organismos animales. Esta capacidad no se refiere sólo al dolor y al placer sino también a otra serie de sensaciones y experiencias subjetivas. Por eso, la capacidad de sentir conlleva el deseo de continuar existiendo y de evitar de el daño. Todos los seres dotados de sensación tratan de sobrevivir y de evitar aquello que les daña. Eso significa que los animales no sólo tienen un interés en evitar el sufrimiento sino también desean continuar existiendo. Los animales tienen deseos, intenciones y propósitos referidos a su propia supervivencia, bienestar y autonomía. Utilizarlos y matarlos sin causarles supuestamente dolor no sería moralmente diferente de utilizar y matar seres humanos sin causarles supuestamente dolor. La especie de los individuos es moralmente irrelevante. Todos somos seres conscientes con voluntad e intereses propios.

Muchos animalistas apoyan las medidas de "bienestar animal" alegando que no ven un problema en "mejorar las condiciones" de los animales explotados mientras siga existiendo su explotación, pero esa supuesta mejora no existe en el mundo real. La idea de que puede existir una explotación animal que propocione bienestar a los animales es un mito. Los intereses de los animales son sistemáticamente vulnerados en todas las explotaciones. El hecho de algunos animales pasen un rato al aire libre  durante el día no equivale a bienestar. Que nuestro agresor deje de violarnos o golpearnos durante un rato al día para que descansemos no es bienestar. Un descanso temporal en la cautividad no equivale a bienestar. Muchos activistas abolicionistas como es el caso de Joanna Lucas, Gary Francione, Joan Dunayer y James LaVeck, entre otros, han advertido desde hace años del fraude que perpetran las políticas de "bienestar animal" promovidas por los grupos animalistas bienestaristas en colaboración con la industria de explotación animal.

Otro de los argumentos usado por animalistas para defender el apoyo a las normativas de "bienestar animal" es el de que supuestamente esas regulaciones perjudican a los explotadores institucionales porque les obligan a invertir más dinero y aumentar el costo de producción. Pero ese argumento ignora, o se olvida, de que esos explotadores reciben subvenciones por parte del Estado para ayudarles a renovar sus negocios y compensar la inversión económica de actualizar la explotación. Además, el propósito real de las medidas de "bienestar animal" es incrementar la eficiencia de la explotación de los animales. Así lo expone el sociólogo Eduardo Moyano: 
«Diversos informes señalan que el respeto por el bienestar animal tanto en la granja como en el transporte puede suponer una disminución de los costes de producción de hasta un 17% en algunos sectores [como el avícola], debido al descenso de los índices de mortandad, a la menor incidencia de bajas y sacrificios obligatorios y al ahorro en gastos veterinarios. 
A ello habría que añadir el efecto indirecto que puede tener en el consumidor la información de que los productos que adquiere satisfacen los estándares en materia de bienestar animal, lo que indica la influencia de estos valores éticos respecto a los animales en la economía del sector de ganadería intensiva. 
El fomento de normas más rigurosas de bienestar animal crea, por tanto, una oportunidad empresarial, lo que explica que muchos empresarios de la industria cárnica ya estén utilizando el bienestar animal en sus actividades de publicidad para diferenciarse de sus competidores y ganar espacios de mercado. El acuerdo entre la asociación AVIALTER [avicultura alternativa] y la asociación de defensa de los animales ANDA va en esa dirección.»
Cualquiera que comience a investigar sobre el denominado "bienestar animal" no tardará en comprobar que el bienestar real de los animales es tan incompatible con su explotación como lo es el bienestar de los humanos sometidos a la esclavitud. Así lo manifestaba, por ejemplo, la abogada Belén Perales:
«La conclusión que extraigo es que todas las normas en la materia [tanto nacionales como europeas] priman la sanidad animal, y no su bienestar, lo que quiere decir que la finalidad de estas normas supone que los animales no transmitan enfermedades a los humanos, derivadas de su consumo. Por ello, se pone especial énfasis en asegurar que éstos no padecen ninguna enfermedad transmisible a las personas o que pueda suponer una pérdida económica para el sector ganadero, más allá de garantizar que viven conforme a las necesidades de su especie, disponen de espacios adecuados, se relacionan, o simplemente, tienen una vida exenta de sufrimiento. [...] Como he dicho, no son pocas las normas que pretenden regular el bienestar de estos animales en explotaciones ganaderas, o durante su transporte. Sin embargo, parece más bien una cuestión teórica que una realidad, toda vez que su vida —y muerte— se encuentra llena de sufrimiento.»
Lo cierto es que el bienestarismo ni siquiera ha sido capaz de mejorar significativamente el bienestar real de los animales. El bienestarismo es un fracaso desde el punto de vista empírico. Esto ocurre por dos razones. La primera es que el nivel de bienestar que reconocemos a los animales es tan bajo que cuando se afirma que son “felices” dentro de un contexto de explotación esto quiere decir en realidad que no están siendo brutalmente torturados todo el tiempo, en el mejor de los casos. La segunda razón es que en un contexto en el que los animales son considerados como mercancías, como objetos de propiedad y consumo, todos sus intereses referentes a su propia vida, su libertad, su salud y bienestar son forzadamente supeditados y vulnerados para el beneficio humano. Esto significa que su bienestar está fuertemente rebajado por la exigencia de un beneficio económico que sostiene la explotación. El bienestar de los animales está concebido desde una perspectiva puramente instrumentalista: su salud sólo importa en tanto que mantenerla ayude a favorecer su explotación económica. Ahora bien, incluso aunque los animales gozaran supuestamente de un nivel alto de bienestar real, esto no podría justificar desde una perspectiva ética que fueran utilizados como recursos.

Además de todo esto, cuando los animalistas apoyan el bienestarismo le están restando apoyos y fuerzas al veganismo.  En lugar de apoyar campañas en favor de la eliminación del uso de animales están apoyando campañas que promuevem el uso "ético" de los animales. Las dos cosas no se pueden hacer al mismo tiempo y los mensajes de ambas campañas son incompatibles y opuestos. ¿Cómo podrá haber en el futuro una realidad sin explotación animal si no comenzamos por informar ahora claramente que explotar a los animales es innecesario e injusto? ¿Cómo va la gente a plantearse dejar de explotar animales si no les explicamos claramente que la explotación animal es injusta e innecesaria? Apoyando la regulación de la explotación animal no beneficiamos a los animales; sólo conseguimos reforzar su cosificación y aliviar la conciencia de los consumidores de la explotación animal, que piensan que explotar a los animales es compatible con preocuparse por su bienestar.

La cuestión principal que deberíamos plantearnos en primer lugar no es si les infligimos más o menos daño a los animales sino que la cuestión a reflexionar primeramente es qué razón tenemos para infligirles alguna clase de daño. ¿Qué justifica infligir algún daño a los animales? Toda explotación conlleva perjuicios sobre los animales que padecen dicha explotación, pero sucede que no hay ninguna razón que pueda justificar la explotación de los animales. 

Si los animales son seres conscientes entonces lo correcto no puede ser explotarlos de una forma “menos cruel” sino que lo correcto sería dejar de explotarlos. Ellos desean continuar existiendo y evitar el daño. Si ellos son sujetos entonces no es correcto tratarlos como si fueran objetos. Usar de comida a los animales es tratarlos como objetos de consumo. La única excusa que podemos alegar para intentar justificar el consumo de animales es que tenemos la costumbre de hacerlo o que nos proporciona placer. Pero ni la tradición ni el placer justifican hacer daño a los animales.

Los animales no quieren ser explotados, ni de forma industrial ni de forma ecológica. Los animales no tienen ningún interés en ser utilizados para servirnos de comida o cualquier otra finalidad. Ellos desean conservar su vida y no quieren que les hagan daño. Así, cuando los abolicionistas hablamos de respetar a los animales nos referimos a una idea muy concreta: reconocer que los animales son sujetos y no objetos  ─reconocer que ellos posen un valor inherente como individuos y que no deben ser tratados como si sólo tuvieran valor instrumental. Respetar el valor inherente de un ser sintiente significa respetarlo como un fin en sí mismo y no tratarlo como un simple medio para nuestros fines.

El problema central en todo este asunto no es la industria de explotación animal. El problema somos nosotros. La industria de explotación animal sólo tiene el poder que le otorgan sus consumidores. Esta industria existe exclusivamente para satisfacer la demanda social de productos de origen animal. Si los consumidores rechazamos consumir productos de origen animal entonces la industria se reconvertirá para satisfacer la demanda. Son los consumidores —cada uno de nosotros— quien tiene el poder de cambiar las cosas respecto de la actividad de la industria.

El motivo real por el que seguimos consumiendo a los animales es el mismo por el que seguimos utilizándolos para experimentos o como entretenimiento. No es por necesidad, por falta de otras opciones. Todo se debe al especismo antropocéntrico o antropocentrismo. Se debe a la creencia de que los humanos somos "superiores" y las vidas de los otros animales existen para nuestro uso y beneficio. Sólo cuando erradiquemos el prejuicio del especismo en nuestra mentalidad, a través de la educación vegana, y sólo entonces, conseguiremos erradicar sus consecuencias, entre las que se encuentra la explotación animal en todas sus formas.

Por último, debo aclarar que no es mi intención cuestionar la sinceridad de las personas que apoyan las medidas de "bienestar animal". Mi enfoque es objetivo y no subjetivo. No cuestiono si estas personas creen realmente que al actuar de esa manera están defendiendo a los animales o beneficiando a los animales de alguna manera.  Yo sólo cuestiono la validez de sus ideas y acciones, de acuerdo a si se ajustan a criterios éticos y datos empíricos, y por eso pienso que sus ideas y acciones están profundamente equivocadas.


Diez mitos del neo-bienestarismo

En esta ocasión, quisiera compartir un artículo del año 2011 escrito por el activista vegano Dan Cudahy, y titulado "Ten Myths of New Welfarism" ["Diez mitos del neo-bienestarismo"], en el que responde a una serie de acusaciones por parte de los modernos partidarios del bienestarismo contra los abolicionistas veganos y nuestro planteamiento activista.

Un simple aclaración para quienes aún no distingan bien entre ambas posturas:

El bienestarismo es la ideología que considera exclusivamente como característica relevante el hecho de que a los animales les importa evitar el sufrimiento y disfrutar de un cierto bienestar —de ahí su nombre—e ignora cualquier otro posible interés como inexistente o secundario. De esa ideología se deriva una estrategia puramente reformista que, a través de regulaciones legales, busca mimizar el sufrimiento de los no-humanos que viven sometidos a nuestra esclavitud.

Los nuevos bienestaristas son partidarios modernos de esta ideología pero que han replanteado sus objetivos y su estrategia. Por ejemplo: a diferencia del bienestarismo tradicional, los nuevos bienestaristas ya no se conforman sólo con regular sino que se inclinan a menudo por prohibir determinadas formas de explotación. Incluso algunos afirman que su objetivo final sería acabar con la explotación animal, pero entienden que la forma efectiva de conseguirlo es mediante una sucesiva aprobación de leyes que progresivamente vayan haciendo desaparecer, una por una, cada actividad de explotación. Aparte, otro rasgo que los diferencia de los bienestaristas clasicos está en que muchos también son vegetarianos o incluso se consideran "veganos" en el sentido de que no consumen animales en su vida privada, sin embargo no consideran que el veganismo sea un imperativo moral sino que dicen que es meramente otra forma más de "reducir el sufrimiento".

Los abolicionistas rechazan la postura bienestarista tanto el plano teórico como en el práctico. Por un lado, reconocemos que los animales no humanos no tienen sólo un interés en evitar el sufrimiento, o en disfrutar de un bienestar, sino que ellos también tienen un interés genuino en vivir —en conservar su vida y continuar existiendo— y asimismo poseen asimismo un interés en ser libres —esto es, en no estar sometidos a la voluntad de otros). Es por esto que rechazan como principio cualquier forma de explotación sobre ellos, y por eso son veganos. Por otra parte, los abolicionistas consideran que la vía ética y efectiva para lograr la abolición, en el contexto actual, es el activismo educacional por la difusión del veganismo, y que las regulaciones legales de la esclavitud, además que son son inmorales, no ayudan en nada a abolir dicha esclavitud; más bien al contrario, la regulación del "bienestar animal" refuerza y perpetúa la explotación sobre los animales.

Todo esto que acabo de exponer es sólo un muy sintetizado resumen. Quien quiera informarse más detalladamente sobre los puntos mencionados, puede acudir a la obra de Gary Francione, quien ha analizado esta problemática de forma muy específica en su trabajo teórico.

El texto lo ha traducido Igor Sanz y espero que sirva de ayuda para comprender esta importante cuestión. De nuestra elección entre una postura bienestarista y una postura abolicionista depende el futuro de incontables millones de personas: los no-humanos.

Diez mitos del neo-bienestarismo

Dan Cudahy

MITO 1: "Los abolicionistas son indiferentes al sufrimiento de los animales."
Corolario del Mito 1: "Los abolicionistas quieren que el resto de animales sufran tanto como sea posible para motivar así a más gente hacia el veganismo."
Hechos y explicación 1: Los abolicionistas nos preocupamos por el sufrimiento de los no-humanos al menos en la misma medida, y probablemente más, que los neobienestaristas. Estamos de acuerdo en que menos sufrimiento es mejor que más sufrimiento. Nosotros simplemente negamos, desde un punto de vista racional y empírico, que el sufrimiento de los animales pueda ser significativamente reducido mediante reformas y campañas bienestaristas en tanto sigan siendo considerados como propiedades legales y mercancías económicas. [Para comprobar la abrumadora evidencia que apoya esta afirmación empírica, [léase «Animales como Propiedad»]. Como evidencia adicional sirve el hecho indiscutible de que las reformas por el bienestar social eran tan inútiles en la prevención o incluso reducción de la tortura y los asesinatos de los esclavos humanos en la América del siglo XIX como lo son hoy para los no-humanos. Negar esto es negar la severa tortura y los asesinatos que fueron tan frecuentes dentro de la esclavitud humana en América hasta que los esclavos fueron emancipados completamente.

Los abolicionistas sostenemos que es la educación vegana donde deben ser dirigidos tantos recursos como sea posible, lo cual servirá para: [1] aumentar la población vegana, lo que permitirá finalmente el desarrollo de una base política abolicionista; y [2] aumentar la atención y la preocupación acerca de los animales en general como seres sintientes.

Contrariamente al corolario del Mito 1, los abolicionistas consideramos que los animales [humanos y no-humanos] son perjudicados no sólo por el sufrimiento, sino también en la explotación y las muertes sin dolor. En otras palabras, los abolicionistas creemos que debe motivarse a la gente hacia el veganismo por la sencilla razón de que la explotación y las muertes innecesarias son un completo error, y el 99,999% del uso de animales es innecesario. Es el mismo argumento empleado en contra de la esclavitud humana; y sólo el especismo, igual que el racismo en el caso de la esclavitud humana ocurrida en diversas sociedades, es el que nos deja moralmente ciegos ante la atrocidad de la explotación y la masacre.
MITO 2: "Dado que los países con las mejores leyes de bienestar animal son a su vez quienes más veganos cuentan, las leyes de bienestar animal —y sus reformas y campañas— consiguen que las personas se hagan veganas."
Hechos y explicación 2: El Mito 2 coloca al vagón tirando de la locomotora en lugar de la locomotora tirando del vagón. La educación vegana causa: [1] nuevos veganos; y [2] aumenta la atención y la preocupación hacia los animales en general como seres sintientes. Tal aumento de la atención y la preocupación provoca indirectamente más campañas, más regulaciones y más trucos propagandísticos de la industria del bienestar animal.

MITO 3: "Los abolicionistas están “seducidos por una teoría”."
Hechos y explicación 3: Todos los defensores de la justicia social guían sus acciones en base a una teoría, aun sin tener en cuenta la validez de la teoría, y sin importar si tales defensores son siquiera conscientes de que la están siguiendo. Resulta bastante irónico leer diatribas bienestaristas en contra de los abolicionistas, y nuestra teoría, acusándonos de estar “seducidos” por ella, estando ellos al mismo tiempo absortos en el seguimiento y la defensa de su nueva teoría bienestarista, aunque no sean, por lo visto, lo suficientemente conscientes de ello.

Así pues, seamos honestos: todos tenemos una teoría, y la misma acusación a alguien de estar “seducido” por una teoría resulta una clara demostración de que se está “seducido” por la teoría opuesta. La pregunta pertinente es: ¿Cuál de las dos teorías incompatibles es correcta y eficaz? Y aún más importante: ¿Por qué? ¿Qué razones tenemos para aceptar una teoría por encima de la contraria? ¿Qué evidencias tenemos para elegir una en lugar de la otra?

Como demuestran muchos ensayos de éste y otros blogs abolicionistas [ver: 1, 2, 3, 4, 5, 6] contamos con muchas razones, y muchas más evidencias aún, para creer en las siguientes afirmaciones: [1] El neobienestarismo ha sido un absoluto fracaso durante más de 30 años —y más de 200 años de bienestarismo tradicional; y [2] si existe alguna posibilidad de reducir significativamente el sufrimiento y, finalmente, poner fin a la explotación animal, será mediante el permanente crecimiento de un movimiento abolicionista enfocado en una educación vegana, no-violenta y creativa. El porqué los bienestaristas —que dicen querer reducir el sufrimiento y ayudar a poner fin a la explotación animal— se oponen tan firmemente a destinar el mayor número de recursos posibles en la educación vegana, no-violenta y creativa es algo difícil de entender.

MITO 4: "La educación vegana abolicionista es un “todo o nada”."
Hechos y explicación 4: Nunca he conocido a nadie, salvo los líderes corporativistas del movimiento bienestarista, que perciba la educación vegana abolicionista como un “todo o nada”. De hecho, mi experiencia en la comunicación con el público ajeno al movimiento me ha demostrado que la educación vegana abolicionista conduce a una mayor preocupación por el problema —con la rara excepción de sádicos y psicópatas. Si tal labor, enfocada hacia una educación vegana abolicionista, conduce a un nuevo vegano, o a una simple mayor preocupación por los animales nohumanos, es algo que depende de la persona, pero casi nunca se traduce en “nada”. Me estoy basando en mis años de experiencia, pero la afirmación de que la educación vegana abolicionista conduce a “vegano o nada” me parece sencillamente ridícula.

MITO 5: "Al criticar las reformas bienestaristas, los abolicionistas impiden de hecho las futuras reformas de bienestar animal." O peor aún en el caso de los neobienestaristas, para quienes los abolicionistas somos una amenaza frente al potencial de hacer dinero de las asociaciones de la industria bienestarista.
Hechos y explicación 5: En tanto que haya no-veganos, seguirá habiendo preocupación por las reformas bienestaristas en torno a la tortura y el asesinato de animales. Y mientras haya preocupación por dicho bienestar, habrá campañas bienestaristas e intentos de reformas de la esclavitud de los no-humanos. El bienestarismo es un fenómeno simbiótico de la moderna explotación institucionalizada sobre humanos y no-humanos. Es decir, el bienestarismo necesita y se alimenta de la explotación institucionalizada, y la explotación institucionalizada necesita y se alimenta del bienestarismo.

MITO 6: "Los abolicionistas [1] son perezosos; [2] “no hacen nada”; y/o [3] sólo actúan a través de internet."
Hechos y explicación 6: Declaraciones generales como la del Mito 6 no son más que una demostración de los prejuicios y la ignorancia de algunos bienestaristas hacia la mayoría o todos los abolicionistas, motivados por su resentimiento y desacuerdo personal.

Veamos lo que resulta tomando como cierto que “todos o la mayoría de los abolicionistas son perezosos; no hacen nada; y/o se limitan sólo a actuar por la red”. Hmmm… dado el creciente número de abolicionistas en los últimos cuatro años, y dada la fuerte respuesta bienestarista a los “perezosos abolicionistas que no hacen nada”, parece que la teoría abolicionista, aunque sólo estuviera “centrada en internet”, es !increíblemente poderosa!

La verdad es que no se hubiera podido lograr el crecimiento conseguido por el enfoque abolicionista en los últimos cuatro años con una “débil teoría” y contando para su promoción sólo o en su mayor parte con “perezosos que no hacen nada”. Para el éxito cosechado en estos últimos cuatro años se precisa de una fuerte teoría y activistas eficaces.

MITO 7: "Las campañas y reformas bienestaristas elevan el costo de la producción."
Hechos y explicación 7: Las medidas de "bienestar animal" propuestas por organizaciones como HSUS y PeTA —como los huevos camperos, las muertes "humanitarias" o la eliminación de jaulas en batería— son presentadas a la industria por parte de HSUS y PeTA como formas de mejorar la eficacia económica en la explotación intensiva. Es decir, grupos como HSUS y PeTA actúan como consultores de la industria en materia de bienestar y eficacia económica. De hecho, muchos estudios —algunos financiados por la propia industria— muestran que las medidas de bienestar propuestas no sólo cubren el costo eventual de su aplicación, sino que resultan sumamente rentables a partir de entonces.

Además, estas medidas de bienestar representan un gran reclamo publicitario, ya que la industria puede así asegurar que los animales nohumanos viven vidas mucho mejores de lo que son en realidad. Y a medida que la industria va poco a poco instaurando estos cambios, HSUS y PeTA también pueden gritar “!Victoria!” a sus socios y seguidores. HSUS y PeTA incluso alaban públicamente a la industria por la aplicación de estas medidas, difundiendo entre los consumidores la idea de que todo está bien. De esta manera, la industria gana; los consumidores ganan; !HSUS y PeTA ganan! ¿Los animales? Bueno, siguen siendo masacrados a razón de 56 mil millones al año. Si alguien piensa que podemos matar a cerca de mil millones de individuos por semana —más de 100 millones diarios— sin causar un sufrimiento masivo, se está engañando a sí mismo. No importa cómo se cría y asesina a las víctimas.

Junto con los señalados beneficios que la industria recibe del bienestarismo, las regulaciones fortalecen aún más la industria añadiendo estratos de trabajo en la inspección y la burocracia, legalizando y politizando la institución. La industria pasa entonces a estar más arraigada y a ser políticamente más poderosa que nunca.

Considerando seriamente la realidad de los puntos anteriores, lo único que puede erosionar y amenazar la industria es un movimiento vegano abolicionista viable. No obstante, para ser viable, según indican los politólogos, un movimiento vegano abolicionista debería representar al menos el 20%, si no el 30% o más, de la población de un país o sociedad. En este momento, los veganos abolicionistas, por más que estén creciendo en número rápidamente, representan sólo una pequeña fracción de entre los autodenominados veganos, y los propios veganos en su totalidad no representan un número significativo ni siquiera a la vista de las más optimistas encuestas y al margen de los errores estadísticos. El bienestarismo, por su parte, tiene a casi todo el resto de la sociedad de su parte, incluyendo a la propia industria de la explotación, a pesar de su pretendida resistencia a las regulaciones forzadas.

No pintan bien las cosas para los animales por no decir algo peor, cuando incluso los propios veganos se oponen a dedicar más recursos a la educación vegana abolicionista.

MITO 8: "Los abolicionistas son “divisivos” y generan “luchas internas”."
Hechos y explicación 8: La acusación de “divisionismo” [o “separatismo”] por parte de los defensores del bienestarismo de los últimos 30 años no es más un intento de sofocar el desacuerdo. Los abolicionistas no son más “divisivos” que los neobienestaristas.

MITO 9: "Todos estamos en el mismo bando, pero los abolicionistas causan “luchas internas”."
Hechos y explicación 9: En primer lugar, el abolicionismo y el neobienestarismo son dos filosofías profundamente diferentes y sus defensores participan en actividades enfocadas igualmente de manera completamente distinta. Esto significa que no es cierto que estemos en el mismo bando. Y puesto que no estamos en el mismo bando, no puede haber una “lucha interna”.

En segundo lugar, el desacuerdo no significa enfrentamiento, el desacuerdo significa sencillamente desacuerdo.

MITO 10: "Los abolicionistas americanos del siglo XIX eran como los neobienestaristas, no como los abolicionistas actuales."
Hechos y explicación 10: Los abolicionistas americanos del siglo XIX eran como los abolicionistas actuales, no como los neobienestaristas. De lo contrario, aún hoy podríamos tener esclavitud humana legal en Estados Unidos. Sí, había muchas personas que se oponían rotundamente al abolicionismo, y muchos de los debates actuales son una repetición de los debates de hace 180 años; pero fueron los abolicionistas quienes pidieron el fin de la esclavitud, no su regulación y mantenimiento. Fue gente como William Lloyd Garrison la más similar a los abolicionistas de hoy en día; personas que han sido reconocidas por llevar a la sociedad lejos de la esclavitud.

STOP MANIPULACION STOP SECTARISMO

La defensa animal y ambiental no es cosa de una ideología política  u otra como nos quieren hacer ver no se es mas españolista por defender la tauromaquia como no se es de izquierdas por ser ser anti-taurino.
Defensores delos animales los hay de izquierdas de derechas de centro nazis nr cristinos y ateos etc.

Miles organizaciones que hacen manifestaciones anti-taurinas se rasgan las vestiduras te increpan o insultan si ven a alguien que no coincide con ideología política tener sensibilidad hacia los animales. Si uno del PP falange... Es anti-taurino no puede ser es increpado insultado o le pegan si pueden.
En vez de darle la enhorabuena en algo coincidimos lucharemos juntos contra la tortura animal, no se insulta y se le increpa y se intenta pegar. Lo peor no es que le intente pegar es el miedo que tiene la ULTRAIZQUIERDA en coincidir en algo con gente que supuesta mente están en otro ámbito político se  sienten amenazados creen que les pueden quitar su feudo como si un señorito fueran con su cortejo.Y mas que dirán si les pegado aun colectivo no marxista. este miedo hace que se comporten como cromañones en un sectarismo pueril cerrazón en un no pensar  Ya esta actuación demuestra que pensar cero o nada cabezas huecas por muy adoctrinadas por Marx, Lenin o Bakunin en el caso de los anarquistas que piden libertad prohibiendo la del otro a pensar o creer en aquello que le de la gana.  

Pero tan sectaria es la izquierda como la derecha que te llama de todo rojo anti-español por ir contra la tauromaquia  por defender un árbol el medio ambiente según ellos seras mas español talando arboles y matando animales


NO MAS SECTARISMO DE IZQUIERDAS, NI DE DERECHAS
STOP MANIPULACIÓN

No hay comentarios:

Publicar un comentario